Por: Sonia Ruíz
¿Cómo empezar a presentarse? Los protocolos a veces suelen ser tan rígidos y preestablecidos que se vuelven totalmente predecibles.
Existe mil maneras de comenzar cualquier nueva historia, pero eso si, para poder encaminarlas correctamente debemos tener un punto fijo al final del viaje; no importa tanto como empiece, pero sí como va a terminar.
El día de hoy, siendo primera instancia en el espacio, tocaré uno de los temas más importantes en la vida de cualquier ser humano, la construcción de sueños mediante caminos a veces cortos, a veces muy largos pero que para fortuna de muchos, al final resultan logrados. ¿Por qué? Porque se vive día con día, y porque escribir aquí es sólo una parcialidad de esa búsqueda de sueños al menos mía y de mi equipo. Gracias a quién sea que esté arriba, por ello y porque te tomas el tiempo de leer estas líneas.
Supongo que todos empezamos con este tipo de cosas desde pequeños, sólo que no nos damos cuenta totalmente y, creo que eso es lo bonito; ir descubriendo las capacidades y la vocación personal día con día al entablar una conversación, leer un libro, escuchar una canción, compartir un momento grato con las personas o simplemente observar desde la ventana del automóvil o el camión.
Todo el proceso de idealización está claramente presente desde el inicio, pero no por eso tiene que ser malo. En algún momento todos hemos querido hacer algo fuera de lo común y seguramente eso se mantiene en pie haciéndonos importantes en el mundo todos los días. Pero, ¿Dónde empieza y termina todo ello? La formación personal es sin duda la base de todo, pero las experiencias vividas nos dan cosas tanto positivas como negativas y como dicen algunos: es ahí “donde la puerca tuerce el rabo”.
Hay que aprender a actuar en todos los ámbitos no sólo para sobrevivir; hay que tomar las cosas buenas que se dan día con día, sin importar si se te perdió el boleto del metro y tuviste que llegar caminando o si llegaste derrapando al examen de la primera clase o el jefe te regañó por tus faltas de ortografía del último informe.
Todos tenemos problemas, pero siempre hay que aprender a resolverlos. Es claro que nadie más lo hará por ti, de eso puedes estar seguro; pero también es muy posible que obtengas apoyo cuando lo necesites. Y las acciones correctas siempre son recompensadas –supongo-.
En el “sólo por hoy” se aplica mucho este tipo de filosofía. Al menos yo diría…no pienses sólo por hoy.
Realmente has de tu cotidianeidad algo más fácil de sobrellevar, no te compliques sólo; aprende de los demás, tanto sus experiencias como las tuyas son válidas. Que ese actuar en el día a día tenga sentido legítimo en tus aportaciones tanto a la humanidad como a ti mismo.
Empieza por cambiar lo que no está bien contigo mismo y sólo entonces podrás intentar cambiar lo que no te gusta de los demás -en lo que tienes voz y voto-. Si necesitas renovar algo emocional o materialmente hablando, establece prioridades y racionaliza si en verdad algunas cosas son necesarias.
No sé en que terminaremos, ni tu ni yo, o el mundo mucho menos; sí, también es posible que no lo salvemos solos ni se salve ahora de lo que sea que le está provocando altos niveles de conflictos sociales y de achicharramiento; pero lo que sí sé, es que si te preocupas por cambiar individualmente, posiblemente después trasciendas en una escala mayor y de granito en granito, con tiempo, dedicación y apoyo, podemos hacer una montaña de arena que arrase con muchas cosas innecesarias.
Empieza por sonreír valorando los detalles que te encuentras todos los días desde que despiertas hasta que vuelves a cerrar los ojos. Disfruta los acordes de una canción que te acompaña en el camino, tararea una para ti; invita a salir a quién sea que extrañes o con quien simplemente disfrutas compartir el tiempo; vuelve a ver una película que te guste; sal a caminar y a recibir los rayos del sol o la luz de la luna. Escucha y observa con atención a tu alrededor y seguramente apreciarás mucho más lo que tienes y tal vez te darás cuenta de que algunas cosas tienen mucho más significado y otras, en verdad no son tan importantes y no merecen la pena.
El valor y la perseverancia cambian perspectivas y actitudes; al menos desde mi perspectiva, son los móviles más importantes para subsistir y salir victorioso de esa construcción de tu vida en la que hasta tus sueños más anhelados se conviertan a realidad.
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