Veintinueve de junio; Miércoles.
Podríamos bien abordar hoy un tema tan personal como los de las dos semanas anteriores, pero creo que hoy es importante retomar algo de trascendencia general para algunos ciudadanos mexicanos –que en realidad debería serlo para todos y cada uno de nosotros-.
Este domingo 3 de julio serán las elecciones para gobernador en el Estado de México y sí, lo mencionaré a grosso modo no para causar el clásico debate en el que unos desconfían totalmente de cualquier político, otros tienen una preferencia –enfermamente- marcada y otros discuten sólo por “hacer repelar” a los demás.
Aquí el punto es hacer una verdadera introspección en la que se analice por qué es tan importante que los ciudadanos estemos enterados de este tipo de temas que aquejan la escala no sólo estatal, sino también nacional. El por qué de preocuparnos por conocer a los personajes que manejan o planean manejar la estructura del país en la medida que sea.
Y no sólo lo menciono como una crítica desde punto de vista personal, sino porque verdaderamente creo –por lo que he visto y escuchado- que pocos en relación a los que deberían hacerlo, se preocupan realmente por conocer la situación general en México ya sea en el ámbito político, económico o cultural.
Y sí, seguramente con el paso del tiempo notarán que tengo una cierta tendencia para abordar este tipo de temas; es una parcialidad a lo que me dedico y en torno a lo que gira un aspecto importante de mi ideología. Sin embargo, dentro de cada análisis que encuentren espero obtengan los resultados que pienso aportar: un punto neutral hacia los temas donde puedas observar tanto pros como contras; sin complicaciones ni discusiones.
Suele pasar, que muchos creemos estar informados sobre los programas y propuestas de cada uno de los personajes que protagonizan este tipo de acontecimientos, ya sea con publicidad en las calles, los transportes colectivos, la televisión, la radio y otros medios de comunicación escritos.
-Podrías pensar que todo se conduce a un “choro” en el que mi discurso redundará en lo que ya sabes y no tiene caso leerlo, pero la realidad es que siempre es importante tocar cada punto para darle un verdadero seguimiento y evitar estancarse en lo mismo todo el tiempo.-
Así, nos vemos retacados de panfletos en donde lo que se supone debería tener cierta “comunión”, los candidatos terminan viéndose inmersos en un círculo vicioso de competitividad que a veces incluso se torna molesta.
Se encuentran también los meetings donde podemos observar la organización partidaria y social donde no sólo se crea propaganda sino también debates y presentaciones de discursos del candidato establecido en torno a la ideología manejada y las propuestas planeadas. Sin mencionar los debates presentados entre candidatos principalmente en televisión y radio.
Y al final ¿Qué podemos obtener de todo esto? Además de los participantes en campaña ¿Hay personas que conozcan de todas y cada una de las propuestas que llevan en mano cada candidato? ¿Cuántas veces nos preocupamos en realidad por conocer cada propuesta y no dejarnos llevar por la “corriente ideológica” y la publicidad que –tristemente- a veces resulta engañosa?...
Todo esto y lo más importante que se refleja en la participación ciudadana: ¿Cuántos de nosotros creemos verdaderamente en la llamada “Corriente Democrática” creada en nuestro país desde la década de los 80?
Creo que en eso se resume todo.
Es responsabilidad de los ciudadanos preocuparse por conocer a quienes dicen tener las capacidades de manejar al país no sólo política sino económicamente hablando. El uso del capital nacional y la regulación –relativa- del mercado, entre muchísimas otras cosas, no es algo ajeno a nosotros; nos compete a todos y cada uno de los mexicanos designar a las personas correctas ya que el sistema hoy día aplicado para ello es la democracia (gobierno del pueblo).
No podemos hacer válidos nuestros derechos y obligaciones si ni siquiera sabemos hacia donde queremos llegar y en qué punto estamos parados.
Es claro que como país de Tercer Mundo –o ahora renombrados “en desarrollo”- no podemos quitarle relevancia a temas de esta índole.
Y a su vez, ¿Qué tanta credibilidad podríamos aseverar que existe hoy día de la ciudadanía hacia las élites del poder?
La historia del país acarrea consigo ciertos antecedentes no sólo de corrupción e impunidad, sino fraudes electorales -que hayan sido así o no- la gente asevera como ciertos.
Con todo esto, se vuelve complicado en ciertos sectores de la población el casi pedir que participen en la actividad política nacional.
Pero, vuelvo al punto de la responsabilidad. Finalmente el sistema político mexicano es demócrata y forma de demostrarlo es bien tomar una decisión y asistir a eventos como el del próximo domingo votando por algún candidato, o bien, si ninguno cubre expectativas, anulando el voto.
Es una forma clara de demostrar que la memoria y conciencia social están presentes en el país. Lo que suceda posteriormente es punto y aparte.
Esta vez, le toca al Estado de México hacer su parte, pero ciudadanos de otros estados y la ciudad capitalina tenemos también cierta obligación moral política y social de conocer el proceso no sólo de elección, sino los que vengan posteriormente.
Si existen quienes queramos un cambio dentro de la escala nacional -dentro de la índole y medida que sea-, debemos tomar partido de las formas correctas. Si esencialmente no nos preocupamos por saber cuáles son las condiciones reales y llegamos a actuar de manera individualista, menos podemos pensar en siquiera una posible revolución de la que se ha venido hablando desde hace meses.
Todo es finalmente como una bola de nieve que rueda y se va haciendo más grande, y los conflictos de nivel nacional e internacional no se van a resolver solos, ni es únicamente responsabilidad de las autoridades que la situación mexicana general se mantenga estable.
Existen ciertos niveles de desconfianza e incluso desinterés social por este tipo de temas y acciones, pero tarde o temprano deberemos tomar partido de ello. No asevero que “en un ratito” todo se resolverá y será color de rosa, pero sí puede existir un avance paulatino de verdadero desarrollo que nos lleve a la cúspide de muchos logros como país lleno de tantas cosas positivas aún tan escondidas.
Alguien y por algo se tiene que empezar.